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martes, 5 de enero de 2021

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«El despido fue brutal; me trataron como si yo fuera un terrorista»

Manuel Letrán, ex jefe de seguridad de Airbus, relata su traumática salida de la empresa después de treinta y tres años de trabajo.

Manuel Letrán Baizán nunca había pensado que le tocaría vivir una situación como la de ahora. Después de treinta y tres años en Airbus no imaginaba que su vinculación laboral pudiera terminar en solo quince minutos en los que le leyeron la fulminante carta de despido. El motivo que le imputaba la empresa es haber sustraído veintidós mascarillas, un hecho que ha quedó desmontado en el juicio celebrado recientemente y que se ha resuelto con una sentencia a favor del exjefe de seguridad de la planta de Airbus de Puerto Real. No obstante, pese a las rotundas conclusiones del juez, el gigante aeronáutico presentará recurso por lo que el «calvario» de Manuel aún no ha terminado.

Este ingeniero gaditano llegó a la factoría de Puntales en 1987 para poner en marcha las dos primeras naves de Puerto Real. Después se trasladó a Sevilla donde ha estado casi veinte años hasta que en 2014 retornó a Puerto Real. «Llevo a Puerto Real en el alma y lo que pasa ahora me llena de tristeza», comenta. La fatídica fecha del 7 de mayo de 2020 la va a recordar siempre. Fue entonces cuando comenzó este duro trance. «Me despiden de forma brutal. Me quitaron el teléfono y no me dejaron coger ni los contactos. Me quitaron mi ordenador sin que pudiera guardar mis documentos... En mi despacho tenía algunas cosas personales y a los pocos días fui por ellas y me tiraron una caja. Fue brutal, como si yo fuera un terrorista». Manuel asegura que no tenía ningún conflicto en la empresa aunque sí reconoce que «sí tenía muchas diferencias con el jefe de seguridad de Sevilla que es quien ha hecho el expediente de despido y además casualmente encontró rápidamente un sustituto para mi puesto, algo que no es fácil porque tiene que haber unos requisitos».

Como ya relatara y quedara demostrado ante el juez, Letrán explica que en plena pandemia cumplió con lo que le pidieron: llevar material de protección (mascarillas y guantes) para el Comité de Crisis. Este se reunía el Lunes de Pascua por lo que Manuel acudió el Viernes Santo para retirar lo que le habían pedido. «Estábamos en pleno confinamiento pero yo era personal esencial y ese día, el 10 de abril, fui a coger el material y lo llevé el lunes al Comité de Crisis para quien quisiera utilizarlas. Las cámaras me grabaron. Lógicamente yo conozco todo el sistema de cámaras. En ese momento además las mascarillas no eran obligatorias; los guantes sí estaban más en boga aunque la principal imputación es que yo me he llevado veintidós mascarillas FFP3, cosa que se ha visto que no era en el juicio».

Con 57 años, hipertensión y diabético, desde que comenzó la pandemia, Manuel se encuentra en ese grupo de personal de riesgo. «Cuando me comunicaron el despido, ese día y los posteriores no me mataron de milagro».

Decidió denunciar a la empresa para lo que acudió al Bufete Ortiz. Desde mayo hasta diciembre estuvo esperando el juicio sin que por parte de la empresa se produjera ninguna intención de contactar ni mediar con él. «Fui recuperando algunos contactos de compañeros. Allí todo el mundo pensaba que había algo más detrás. Que era imposible que me hubieran echado por las mascarillas. De hecho ahora que ya ha salido la sentencia me han reconocido que creían que yo me había llevado dinero porque claro yo manejaba los presupuestos de seguridad».

Para Letrán el contexto en el que se ha producido todo esto no ha sido para nada favorable. «La empresa iba a entrar en ERTE con reducción de personal en Puerto Real y entonces han aprovechado y uno menos y sin tener que pagar nada». En cuanto a su situación actual asegura que «con la sentencia he salido del hoyo. Se ha limpiado mi nombre pero esto es un calvario absoluto, un sufrimiento constante porque te asfixian económicamente. Yo tengo que pagar hipoteca, pensiones, un alquiler... Tenía un régimen de vida acorde con mis ingresos y cuando te dejan así tirado lo pasas fatal».

El ex empleado de Airbus lamenta además que no haya existido negociación. «Se sorprendieron mucho en el juzgado de que no hubiera una oferta previa. Tanto el letrado de la administración de Justicia como el juez preguntaron y la letrada contraria dijo que no». El magistrado ha declarado el despido improcedente y considera que los hechos no son ni mucho menos graves ni culposos por el principio de proporcionalidad. Airbus ya ha anunciado que recurrirá. «Han preferido poner el dinero en el juzgado que dármelo a mí. Lo que quieren es prolongar mi calvario. Lo normal es que se llegue al acto de conciliación y a un acuerdo pero conmigo quieren verme enterrado por decirlo de una forma... Y juegan con los tiempos de la justicia porque claro esto puede ser esperar como mínimo unos dos años».

Incertidumbre y miedo

En cuanto a la situación de sus ex compañeros en la planta puertorrealeña, Manuel asegura que «allí la gente tiene mucho miedo. Cualquiera que alce la voz, lo despiden. Están cogiendo a gente bastante mayor y la están despidiendo por cosas nimias. La empresa ha cambiado una barbaridad. Está entrando gente sin escrúpulos y se les llena la boca diciendo que todo es social, que no habrá despidos forzosos ni traumáticos... Si este despido no es traumático, qué es traumático... La planta está en una situación muy difícil con un ERTE bastante fuerte y hay muchas familias detrás de eso y más en Cádiz. Quieren ponerle la cruz, la están desmantelando y haciendo inversiones fuertes en otra que está en Francia y es muy parecida a la de Puerto Real. Aquí lo que queda es una nave y media al 50%».

A Manuel no le ofrecieron una salida voluntaria ni una excedencia ni otro puesto. «Me pusieron en la calle como si fuera un delincuente, bueno, ni eso, porque a un delincuente se le trata mejor. Yo lo que quiero es que esto no le suceda a ningún otro compañero. Conmigo no sé lo que quieren, mantenerme en la cruz, matarme poco a poco...»

Tras conocer que Airbus recurrirá la sentencia, Letrán se plantea ahora pedir una ejecución provisional de la misma. «También estoy sopesando presentar querellas por calumnias porque cuando a uno le acusan de robar y es falso no puede quedar impune. En este país hay derechos aunque la justicia sea lenta». A pesar de todo, el ex jefe de seguridad de Airbus Puerto Real asegura que «ahora hay más esperanza que cuando me despidieron y tengo la suerte de saber que hay gente buena como mi casero o el propio banco que me están ayudando en estos momentos».

Fuente:  https://www.lavozdigital.es





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