Fue una falsa alarma, pero la imagen de los clientes bajando acelerados por la escalera mecánica todavía sigue en el recuerdo de algunos. Ikea Jerez tuvo que ser desalojada ayer durante apenas unos minutos por una falsa alarma después de que un niño activara la alarma de incendios.
Eran las siete de la tarde, como relataron a este periódico testigos presenciales, y en ese momento un mensaje por megafonía avisaba de problemas técnicos en la tienda de la multinacional sueca en el complejo comercial de Área Sur. Tenían que salir.
En ese momento llegaban las fuerzas de seguridad para supervisar la tienda y cumplir con el protocolo establecido para estos casos, comprobando finalmente que no había motivo de preocupación. Todo había quedado reducido a un susto, pudiendo regresar los clientes a los pocos minutos para continuar con sus compras o seguir merendando tranquilamente.
Activada de manera accidental o no, lo cierto es que la trastada del pequeño será recordada todavía durante algunos días por los empleados del negocio de la “república independiente”.
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