En la reunión mantenida recientemente entre los sindicatos profesionales de Sevilla con la Subdelegada del Gobierno se nos anunció que las estimaciones que se barajaban eran que el Reglamento de Seguridad Privada pudiese estar preparado para ver la luz en marzo de 2015, justamente un año después de la aparición de la 5/2014 ley de Seguridad Privada, cuya aprobación definitiva por el Congreso de los Diputados se produjo el 28 de Marzo de 2014 y finalmente quedó publicada en BOE días después, el 4 de abril de 2014.
La patronal del sector elogió desde su aprobación la nueva ley que regula el sector, a la que no dudaron en calificar como una normativa que generaba nuevas oportunidades para el negocio de la seguridad privada. Igualmente de satisfechos se quedaron con el acuerdo que suscribieron con los sindicatos UGT, CC.OO y USO para el convenio del 2015, que supondrá para los trabajadores una pírrica subida del 0,5 %, además de la consolidación de los recortes de pluses en las pagas extras y la eliminación definitiva de la retribución del día de asuntos propios.
Con la elaboración del reglamento que desarrolla la nueva ley tampoco se han quedado parados los empresarios del ramo, que organizaron en noviembre un congreso por todo lo alto para debatir el futuro de la profesión. El mismísimo Ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, que asistió a este evento, no tuvo reparos en posar en el fotocall de entrada con lo más granado de la patronal. Ni de escuchar "in situ" las propuestas elaboradas por los responsables de las principales empresas de seguridad para incorporarlas al reglamento. Ahora, coincidiendo con las estimaciones gubernamentales para la publicación definitiva del nuevo reglamento de seguridad privada, se organiza en marzo del próximo año el I Congreso de Jefes de Seguridad Privada, un marco incomparable para recibir esta nueva regulación del sector. Parece que todo está medido al centímetro y que nada se deja a la improvisación.
La patronal del sector está que se sale. Una buena ley, un mejor convenio y ahora a por la guinda, una regulación que se adapte como un traje a medida a las necesidades de las empresas del sector. Mientras tanto, a los trabajadores nos toca seguir lidiando con la precariedad laboral, la inseguridad y el reguero de despidos colectivos que no cesan de producirse. Ver para Creer.
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