Y lo más llamativo y perverso de todo esto es que, la base de esta última batería de reuniones entre algunos sindicatos y la patronal han sido una serie de encuentros informales, y por lo tanto secretos, es decir, de la que no hay constancia ni se ha levantado acta alguna, que con los tiempos que corren para qué van a gastar en papel y tinta. Encima de la "mesa informal", pudo estar el futuro de miles y miles de trabajadores a los que se les puede precarizar aún más su situación laboral. Debajo de la mesa, se pudo barajar una intención: señores vamos a ver como nos ponemos de acuerdo para capear el temporal y pasamos esta mala racha. Es decir, los vigilantes que sigan sufriendo en sus carnes el efecto de los recortes, que parece que todavía hay margen de donde quitar, y nosotros, los negociadores (patronal y sindicatos), nos aseguramos por la parte social mantener el estatus y por la parte empresarial una marco laboral hecho a medida (a costa del trabajador) y flexibilizar el sector como si de un junco tropical se tratara.
Aunque nada está todavía firmado, o por lo menos aún no lo han sacado a la luz pública, a nadie se le escapa que las señales que vienen dando en los últimos días los sindicatos mayoritarios no son nada halagüeñas. Nadie nos asegura que vayan a tener en cuenta el clamor de la profesión (incluyendo muchos comités de empresa y delegaciones territoriales de sindicatos de toda clase) que no quieren el acuerdo propuesto por la patronal. El panorama que nos espera, si nada cambia de tendencia, pinta a una patronal y unos sindicatos aguantando razonablemente bien el chaparrón, adaptándose a las circunstancias del mercado y modificando las reglas de juego laborales a su gusto, según como arrecie, y por otro lado la clase trabajadora de a pié sufriendo las inclemencias de la crisis sin un mínimo paraguas para refugiarse.
Resumiendo, las empresas de
seguridad privada generando beneficios a costa de sus asalariados (menos, pero
siguen ganando dinero) los sindicatos con sus subvenciones y con sus liberados
(esos que pueden salir de las reuniones informales) y los trabajadores a
aguantar el chaparrón... y parece que las previsiones dan agua para
largo.
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