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lunes, 17 de abril de 2017

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CARTA DE AGRADECIMIENTO

Fue el pasado martes 28 de marzo a las 1:45 h de la madrugada ,estando de servicio con mi compañero circulando en el coche patrulla de la empresa de seguridad en la que trabajo, yendo por la Autovía San Fernando-Cádiz, frente al Ventorrillo “El Chato”, tranquilamente, de pronto y de forma inesperada sentimos como si una bomba explotara en nuestro coche, haciéndonos perder el sentido de la orientación y del tiempo-espacio, mientras nos veíamos en milésimas de segundo atrapados y arrastrados por la carretera con el coche volcado por el lado del conductor, en el que, desgraciadamente, me encontraba yo. Los
asientos se habían roto y desplazado hacia atrás por el impacto, por lo que no pude ni siquiera pisar el freno, aunque a duras penas logré agarrar el volante y frenar el coche poco a poco con la mediana de la carretera y girar como pude la llave del contacto que se había roto y quedado dentro. Cuando por fin el coche se paró oí a mi compañero quejarse del dolor y preguntarme como me encontraba… Me dolía inmensamente todo el cuerpo, sobre todo el brazo izquierdo, no me podía mover y solo pensaba que el coche podía salir ardiendo en cualquier momento… Mientras nos preguntábamos qué nos había pasado escuchamos al lejos gritos de dolor y de auxilio de un hombre, por lo que intuimos que nos había alcanzado un coche por detrás en un accidente… y efectivamente, así fue… Nosotros íbamos a una velocidad prudente, no superior a los 75 km/h, no sabemos a que velocidad iria el que nos impactó, con la mala suerte que se despistó y nos alcanzó fuertemente desplazándonos unos 80 metros. Los tres ansiábamos que llegara alguna ayuda lo antes posible, pues no sabíamos de la gravedad de la situación… Pasaron muchos coches, algunos disminuyendo la velocidad para observar descaradamente lo que había ocurrido, pero nadie se dignó en pararse, todos seguían hacia adelante, incurriendo en el delito de omisión del deber de socorro. La situación era desesperada y frustrante, hasta que “voila”, apareció alguien, un hombre cual arcángel enviado por Dios que nos preguntó cómo estábamos y nos tranquilizó en todo momento encargándose de llamar a la Guardia Civil y a la ambulancia. Casualmente, este hombre también era VIGILANTE DE SEGURIDAD, quien tambien se encontraba trabajando yendo en camino contrario al nuestro pero que al ver lo ocurrido no dudó en detener su coche y cruzar la autovía para socorrernos. Pronto llegó la ayuda, médicos y Guardias Civiles que nos atendieron muy bien. Por ello y, como es de buen nacido ser agradecido, quiero agradecer públicamente en primer lugar a ese COMPAÑERO VIGILANTE y en segundo lugar, a esos profesionales que nos asistieron. A día de hoy, aún estoy convaleciente en cama, con dos costillas y algunos ligamentos rotos y la clavícula desplazada hacia detrás, pendiente de ser operado en Sevilla, pero agradecido también a la vida por poderlo contar, pues podría haber sido mucho peor. Esta carta solo tiene una finalidad, denunciar la inhumana actitud de aquellos que pudiendo ayudarnos pasaron de largo y, sobre todo, agradecer enormemente a ese hombre, héroe o ángel que tuvo el buen corazón de pararse a socorrernos. Gracias de corazón y aquí tendrás a un amigo para lo que necesites. Álvaro Pujazón Moreno
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Fuente:  https://www.facebook.com/SPVdeCadiz/posts/10209614626590646
 
Sindicato Profesional Vigilantes

SPV CADIZ
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